De lo métrico a lo topológico
La
investigación que nos presenta Luis Matheus inquiere la naturaleza de la
experiencia plástica y lo que admitimos dentro de ella como certezas cotidianas.
El arte debe siempre romper con lo acostumbrado y proporcionarnos otra mirada
de eso que llamamos realidad: Arrojar una interpretación de mundo. La búsqueda
del lenguaje y de la técnica más natural ha llevado al artista a transitar de
la figuración a la abstracción el tema del laberinto mítico con aproximaciones topológicas.
Como buen grabador, la exploración expresiva lo ha llevado a potenciar las posibilidades
materiales del color y como dibujante, las propiedades límites de la línea. Sabiendo
que la forma artística puede encontrarse de manera azarosa, espontanea e intuitiva
durante el proceso de producción o ejecución de la obra, limita la imagen
prefigurada mediante un proceso consciente con la idea de aproximarse con las
obras, a la espontaneidad ancestral de la mano al trazar signos. El gesto espontaneo,
el método intuitivo sirve como vehículo de sensaciones y pensamientos para
superar un mundo alienado y despertar nuevos estados de conciencia estética.
Como Tapies, el artista agiganta la materia
y el color para intensificar la expresión.
La dispersión y el entretejido laberintico de estructuras y gestos de
las series “Caminos en el Bosque” y “bifurcaciones”, muestran la implicación
intensa con el material, hecho patente en el registro sutil de signos de
movimiento y acción sobre la tela. Aferrado a las cualidades de la pintura materica, trabaja la densidad
material y la textura de superficie como una manifestación de un arte de
abstracción espontaneo formalmente potente por su tensión visual y su tensión
compositiva. La estrategia formal del artista se ha centrado en la exploración
y potenciación de la superficie con el trazo y la textura (las propiedades
materica y el color) valiéndose de temas cargados de simbolismo: “Caminos en el
bosque”, “bifurcaciones”, “metrópoli”., y utilizando los recursos de la
abstracción (frontalidad, espacios vacios, campos atmosféricos, etc.), en una permutación
que acelera la digestión visual y la construcción de relaciones asociativas.
El nuevo paisaje de Matheus, es el lugar
donde el arte se encuentra de nuevo con las formas que crea espontáneamente la
naturaleza, un orden concreto que admite transformaciones topológicas y en el
cual la estructura puede interpretarse como textura. En este caso el complejo
orden topológico se caracteriza por no someterse a un esquema geométrico, y
habitar en la irregularidad, lo áspero, lo crudo y en las identidades
aformales, propias del trazo y las texturas (impresiones vitales que deja la
mano cuando trabaja en bruto la pintura). Dos órdenes estructurales articulan este
bosque virtual: el orden de los trazos, y el orden de las texturas condicionado
por la materia y la técnica de ejecución (puntillismo o punto mosaico). El
artista ha sustituido los planos superpuestos metálicos de sus anteriores
propuestas volumétricas por la superposición
de trazos y texturas característica de Dubuffet o Klee. Si observamos táctilmente algunas de sus obras,
ambos órdenes conviven, dando lugar en ocasiones a una especie de tejido continúo que parece
afectado por las transformaciones topológicas. Lo que podría venir, además de
la relación entre los órdenes estructurales del trazo y la textura, sería el
orden abierto de la forma, la utilización de patrones y la posibilidad de
convertir el fondo vacio en una forma positiva.
J/L y Adrian Preciado.
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