martes, 12 de mayo de 2015

Luis Matheus Varela

    De lo métrico a lo topológico

 La investigación que nos presenta Luis Matheus inquiere la naturaleza de la experiencia plástica y lo que admitimos dentro de ella como certezas cotidianas. El arte debe siempre romper con lo acostumbrado y proporcionarnos otra mirada de eso que llamamos realidad: Arrojar una interpretación de mundo. La búsqueda del lenguaje y de la técnica más natural ha llevado al artista a transitar de la figuración a la abstracción el tema del laberinto mítico con aproximaciones topológicas. Como buen grabador, la exploración expresiva  lo ha llevado a potenciar las posibilidades materiales del color y como dibujante, las propiedades límites de la línea. Sabiendo que la forma artística puede encontrarse  de manera azarosa, espontanea e intuitiva durante el proceso de producción o ejecución de la obra, limita la imagen prefigurada mediante un proceso consciente con la idea de aproximarse con las obras, a la espontaneidad ancestral de la mano al trazar signos. El gesto espontaneo, el método intuitivo sirve como vehículo de sensaciones y pensamientos para superar un mundo alienado y despertar nuevos estados de conciencia estética.

   Como Tapies, el artista agiganta la materia y el color para intensificar la expresión.  La dispersión y el entretejido laberintico de estructuras y gestos de las series “Caminos en el Bosque” y “bifurcaciones”, muestran la implicación intensa con el material, hecho patente en el registro sutil de signos de movimiento y acción sobre la tela. Aferrado a las cualidades  de la pintura materica, trabaja la densidad material y la textura de superficie como una manifestación de un arte de abstracción espontaneo formalmente potente por su tensión visual y su tensión compositiva. La estrategia formal del artista se ha centrado en la exploración y potenciación de la superficie con el trazo y la textura (las propiedades materica y el color) valiéndose de temas cargados de simbolismo: “Caminos en el bosque”, “bifurcaciones”, “metrópoli”., y utilizando los recursos de la abstracción (frontalidad, espacios vacios, campos atmosféricos, etc.), en una permutación que acelera la digestión visual y la construcción de relaciones asociativas.

     El nuevo paisaje de Matheus, es el lugar donde el arte se encuentra de nuevo con las formas que crea espontáneamente la naturaleza, un orden concreto que admite transformaciones topológicas y en el cual la estructura puede interpretarse como textura. En este caso el complejo orden topológico se caracteriza por no someterse a un esquema geométrico, y habitar en la irregularidad, lo áspero, lo crudo y en las identidades aformales, propias del trazo y las texturas (impresiones vitales que deja la mano cuando trabaja en bruto la pintura). Dos órdenes estructurales articulan este bosque virtual: el orden de los trazos, y el orden de las texturas condicionado por la materia y la técnica de ejecución (puntillismo o punto mosaico). El artista ha sustituido los planos superpuestos metálicos de sus anteriores propuestas  volumétricas por la superposición de trazos y texturas característica de Dubuffet o Klee.  Si observamos táctilmente algunas de sus obras, ambos órdenes conviven, dando lugar en ocasiones  a una especie de tejido continúo que parece afectado por las transformaciones topológicas. Lo que podría venir, además de la relación entre los órdenes estructurales del trazo y la textura, sería el orden abierto de la forma, la utilización de patrones y la posibilidad de convertir el fondo vacio en una forma positiva.

J/L y Adrian Preciado.

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